jueves, 5 de marzo de 2015

Los habitantes ya no soportan a los visitantes borrachos, escandalosos y exhibicionistas

Los habitantes ya no soportan a los visitantes borrachos, escandalosos y exhibicionistas 
El barrio marítimo de la Barceloneta decidió rebelarse contra la llegada masiva de turistas. Desde mediados de agosto se pueden ver pancartas que dicen "La Barceloneta se rebela", "Aquí no hay quien viva" o "No nos moverán".
El disgusto de la gente estallo cuando varios periódicos publicaron fotografías en las que unos jóvenes completamente desnudos realizaban compras en un supermercado. "Es nuestro pan de cada día. Por la noche, esto se llena de fiestas ilegales, borracheras, gente gritando por la calle. Es deplorable e inaguantable", lamenta Manel Serrano, de 59 años, manifestándose con su madre en silla de ruedas.
Este antiguo barrio pesquero se benefició de la remodelación urbana previa a los Juegos Olímpicos de 1992, cuando se arregló la playa convirtiéndola en uno de los lugares con mayor atractivo de la ciudad.
"Es muy complicado convivir con esto. Tengo tres hijos y yo no quiero que vean este tipo de cosas. Cada vez es peor", asegura malhumorada Eva Corbacho, una ama de casa de 39 años. Su ira se dirige especialmente contra los apartamentos de alquiler turístico que han proliferado en el barrio, muchos ilegalmente, y han encarecido los precios de los inmuebles.
El ayuntamiento, muy criticado por los vecinos, ha respondido aumentando la vigilancia policial e intensificando los registros de supuestos apartamentos ilegales. Además, desde mayo no conceden más licencias de pisos turísticos en el centro urbano. "Hasta ahora se había hecho trabajo de promoción turística pero faltaba la regulación de esta actividad y nos hemos puesto con ello", explicó Sonia Recasens, encargada de Economía en el ayuntamiento.
Foto: Podemos Barceloneta
El problema no se limita a la Barceloneta. El casco antiguo o los alrededores de la Sagrada Familia y el Parc Güell, las dos obras cumbres del arquitecto modernista Antoni Gaudí, hace tiempo que padecen una masificación del turismo.
Según un sondeo municipal en julio, el turismo es la cuarta mayor preocupación de los barceloneses por detrás del desempleo, la economía y la inseguridad.
Conocida por su arquitectura, su oferta cultural, su clima benigno y sus playas, esta ciudad de 1,6 millones de habitantes se estima que recibió casi 27 millones de visitantes en 2013. "Este modelo turístico basado en el crecimiento ilimitado no es sostenible porque altera gravemente la convivencia vecinal y la vida de los barrios transformando la ciudad en un parque temático", critica Lluís Rabell, presidente de la asociación de vecinos de Barcelona.
Las zonas más afectadas son el barrio gótico y el Raval, alrededor de las Ramblas, donde el miércoles, 3 de septiembre del 2014, se celebraron protestas similares a las de la Barceloneta. "El problema no es la cantidad sino la concentración en unos mismos espacios", dice Saida Palou, doctora en antropología con una tesis analizando el turismo en "Se necesitan respuestas rápidas y urgentes. Barcelona no puede prescindir del turismo porque de él depende entre un 10 y un 12% de su PIB. Nos da mucha vida y riqueza cultural pero si el precio a pagar es este malestar social, algo se está haciendo mal", sentencia Palou.

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